La depresión de la sanidad Andaluza
Reza el juramento hipocrático al terminar: “Si el juramento
se cumpliere íntegro, viva yo feliz y recoja los frutos de mi arte y sea
honrado por todos los hombres y por la más remota posteridad”.
En mi experiencia laboral he coincidido con muchísimos compañeros que, a mi parecer, cumplen el juramento hipocrático, algunos en mayor, otros en menor medida, pero siempre velando por la esencia de lo que es, que es el bienestar y beneficio del paciente.
Tras siglos de evolución de la medicina el objetivo sigue siendo siempre el mismo, sin embargo, no logro entender por qué al institucionalizarse la medicina pasa a formar parte de un sistema que rara vez no es politizado, y en la política no se rezan juramentos ni se priorizan los objetivos comunes de los profesionales de la medicina.
Tristemente estamos viviendo una época en la que vemos la decadencia de la imagen de la persona que ha dedicado como mínimo diez años de su vida en formarse para servir a los demás, personas que están dispuestas a sacrificar su vida personal y familiar, su sueño y comodidad, y sin embargo , por el contrario de lo que reza el juramento hipocrático, en vez de honrarse al médico, se le menosprecia con el peso de una enorme presión psicológica: malos contratos, malas condiciones laborales, imposibilidad para gestionarse, faltas de los gestores a sus promesas y un desprecio a su actividad que ha llevado a la mayoría de los profesionales de la sanidad andaluza actual a un estado de burnout, motivo por el que cada vez perdemos más profesionales.
¿Es que los gestores, desde cargos intermedios hasta políticos, no se dan cuenta que para que el barco se mantenga a flote y avance hay que motivar a la tripulación? Y es que la falta de motivación deriva en la sobrecarga laboral y esa sobrecarga en la propia salud mental de los profesionales. ¿No se dan cuenta, ni gestores ni población, que proporcionará más y mejor salud alguien que no esté enfermo?
Tenemos profesionales agotados y deprimidos y sin embargo tenemos cada vez más presión tanto asistencial como política y ni una pizca de empatía por parte de nuestro “cómodo” sistema sanitario.
David Romano Suárez
Médico de Familia
Delegado SMA Córdoba
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